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Injusticia en el mundo de los cafeses

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Facundo Martín Desimone El sueño del pibe by León-O Entro como flotando , apenas rozando la tierra (como quien intenta preservar intacta la belleza de sus zapatos) de este mundo que tan poco frecuentamos. Tomo a la noche en mis brazos y me la ato al cuello con un nudo de estrellas . Usándola como una capa, cubro todo mi cuerpo con ella. Todo menos la cabeza. Y el cuello. Me reciben las luces, coagulando la corteza de los árboles . Sé que su intención es buena, pero mis pupilas tardan en acostumbrarse al centelleo de tantas sonrisas. Inutilizando el ruido como quien omite comunicar el detalle que podría inutilizar por siempre las bombas atómicas , me decís: —Entremos. Da lo mismo, todos son iguales. —Entremos, pero con la única condición de que aceptes que no da lo mismo y que no todos son iguales . Clavás las suelas de tus botas en la baldosa, te cruzás de brazos, revoleás los ojos, resoplás (provocando la elevación de uno de tus infinitos mechones de pelo) y me decís

Escorpión dorado de la China

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Facundo Martín Desimone El sueño del pibe by León-O Nos conocíamos hace años, pero cuando el tiempo se volvió materia , recién ahí nos vimos las caras por primera vez. Los escorpiones se mueven , pero vos no. Tu quietud me llena las venas de un terror helado. Una estática que hipnotiza y hace perder los estribos; una de las tantas torturas de tu tierra, seguro, indómita y salvaje en el arte de la tortura. Tus pinzas, agujas de oro envenenadas , capaces de tejer la desgracia en la vida de un dios, están cerradas. Vaya seguridad; son casi imperceptibles, nanolitros, pero están ahí. La textura rasposa del líquido cuando se seca. Oro rojo. Debo decirte, aunque no me enorgullece, que puedo ver tus órganos, por una suerte de juego de espejos , y porque ciertas partes de tu espalda y de tu abdomen se transparentan como un atardecer en la superficie del Nilo. Son rojos, como los ojos de… Tus ojos son un misterio . Tranquilamente podrían no existir. Diminutos, rasgados… expresan la

Ciclópeos

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Alfredo Prandi El sueño del pibe by León-O Durante un caluroso tour a la ciudad de Micenas, al sur de Grecia, frente a la antigua cúpula de piedra donde, se cree, yacieron los restos del rey Agamenón, una turista chilena preguntó a la guía quienes habían sido los responsables de la construcción de aquéllos altos muros que precedían la entrada al sepulcro, y que los historiadores habían denominado "ciclópeos". —Pues los cíclopes —contestó la griega, en un dulce español. Y, sin más, nos indicó con amabilidad que podíamos ingresar. * Alfredo Prandi es guionista, director de cine y content creator. Blog alternativo del autor:  Alfredium . 

Entrevista a AD4N, supremo e indiscutible líder de los robots

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Facundo Martín Desimone Hará cosa de 2 semanas se encontró, cerca de la capital del país en la triple frontera de Corrientes , el cuerpo sin vida del periodista Pablo “taladro” González .  Su corazón estaba atravesado por una especie de hoja metálica con incrustaciones de fibra óptica y microchips.  El hombre llevaba una venda negra sobre los ojos . Por las crispaciones de su cuerpo, se estima que debe haber padecido grandes sufrimientos físicos y mentales antes de perecer. Al revisar las pertenencias del periodista, se encontró un mapa de las instalaciones de la base mestiza, y una transcripción taquigráfica de la entrevista que se reproduce a continuación, fechada en el año 2674 . Se cree que Pablo González colaboraba activamente con La Resistencia y que habría encarado el trabajo por pedido de Alfredo Araujo, líder del movimiento . No obstante, el ataque fallido del año pasado al campamento roboteista cercano a la base madre mestiza lo desmiente. Transylvania by

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Alfredo Prandi El sueño del pibe by León-O Mi abuela Norma siempre se caracterizó por su energía desmedida. Pasaba la mayor parte del día realizando tareas del hogar y rara vez se la encontraba descansando, leyendo o simplemente tomando mate en la cocina. Al morir mi abuelo –a causa de un raro tipo de Parkinson, que primero lo inmovilizó, después lo dejó mudo y luego lo mató-, sus fuerzas se fueron apagando lentamente. Algunos años más tarde, un accidente la obligaría a operarse de la cadera y , desde ese momento, pasaría el resto de su vida en silla de ruedas. Años después de quedarse viuda, durante una charla telefónica que tuvo con mi madre, Norma confesó sentirse sola sin su querido Juan Carlos, y que sus ganas de vivir eran pocas. Pasarían veinte años hasta que la muerte llegase para rescatarla de la soledad, y no sería internada en un geriátrico ni en la fría sala de un hospital, si no en la cocina de la casa en la que vivió la mayor parte de su vida, rodeada de sus seres