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Laguna - Capítulo 10

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Alfredo Prandi Bosque (Camino hacia la ruta) Laura rebota en el asiento mientras el coche se tambalea por el camino de tierra que lleva a las afueras del pueblo. En el asiento del acompañante descansa el reloj de pared de la despensa de César. Las cinco y cuarto. Laura ve algo más adelante y frena despacio. Toma el reloj, baja del auto y se sumerge entre los árboles hasta protegerse detrás de un grueso sauce, a unos veinte metros del camino. Un minuto después, una vieja camioneta frena junto al auto. Laura contiene la respiración mientras dos hombres con trajes anticontaminación y máscaras descienden y se acercan al vehículo. Uno de ellos lleva un extraño aparato en la mano, lo pasa por los bordes del coche y mira a su compañero. Éste recorre el sector con la mirada, observa su reloj y hace señas de volver a la camioneta rápidamente. Ambos hombres se suben y arrancan bruscamente para alejarse por el camino. Laura cierra los ojos y respira, deja caer el reloj y se acom

El leon de Nemea - Crítica literaria del libro "Correr", de Jean Echenoz

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Facundo Martín Desimone El árduo trabajo de las ciencias “No me han dicho quienes serán mis adversarios pero, como ganaré, tanto me da. Sean los que sean, los derrotaré a todos , y eso me satisface. Será para mí un gran placer derrotarlos ”, se vanagloria la versión afrancesada de Emil Zátopek, la locomotora humana , a través de la mano prolija y afluente, casi invisible, del escritor Jean Echenoz . Particular apellido que parecería pedirle a los gritos que nos echara (¿De dónde? ¿Y para qué? Misterios insondables del alma humana) al ser evocado en voz alta .  La frase que Echenoz elige (una de tantas) para hacernos escuchar la voz de Zátopek , parecería ser, sacada de contexto, de una vulgar altanería y una vanidad desmesurada , pueril y nauseabunda. No obstante, a esta… “persona” (me duele un poco decirle así; tal vez habría que decir “autómata irrefrenable” o “ extraterrestre de habilidades sobrehumanas ”; tal vez “locomotora humana” no esté tan mal) no le faltaro

Laguna - Capítulo 9

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Alfredo Prandi Pueblo (Despensa de César) La tarde se ahoga entre nubes de lluvia que amenazan con abalanzarse sobre el pueblo gris. Las tiras de goma transparente cosquillean el piso del almacén. Laura brota de la cortina y se dirige hacia la heladera que funciona de mostrador. Un hombre cincuentón y regordete cuenta dinero y suspira con resignación. Se gira para encontrarse con la demacrada cara de Laura. La mira de arriba abajo, sus pies están lastimados de tanto correr sobre el asfalto. —Señorita… ¿se encuentra bien? —pregunta al ver la expresión de miedo de la mujer. Laura asiente con la cabeza. Todavía está un poco agitada. —Sí. Gracias. Quisiera usar su teléfono, por favor. —-Cómo no, ya se lo alcanzo —responde solícito el hombre y desaparece por una puerta al final del mostrador. Laura normaliza la respiración y observa la despensa. Rodeando el mostrador a su izquierda ve unas pocas mesas de madera y algunas sillas, probablemente para uso de la familia que s

Habrá Niebla - Crítica de los Cuentos Completos, de Fogwill

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Facundo Martín Desimone Transylvania by El oso del sueño Para hablar de Fogwill se empieza de una, así, hablando de Fogwill, sin introducciones pedorras ni nada. No obstante, como se trata de una edición de sus Cuentos completos (2009, Alfaguara), aprobada y autorizada por el autor, a un servidor le pareció que en este caso lo mejor era comentar cada cuento en particular.    Nota : el texto no abordará todos los relatos. Tampoco respetará el orden cronológico ni el orden en el que aparecen las obras en el libro porque… así es más lindo . Sin más preámbulo: los cuentos. Otra muerte del arte Esta obra podría denominarse “ lección de literatura ”. Simplemente brillante. El autor pone al protagonista, Pablo, en varias alternativas narrativas diferentes a la vez. Es como si los Fogwills de varios universos paralelos escribieran en simultáneo las aventuras y desventuras del personaje y, de repente, por errores del cosmos , esas realidades se agrietaran y los relatos cayes

Laguna - Capítulo 8

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Alfredo Prandi Campamento (Proveeduría y Bosque detrás)   Gastón traspasó la entrada del comedor y se acercó a las mesas donde hacía solo unas horas descansaba su hermana. Miró a su alrededor. Silencio. Bordeó la barra y recorrió el pasillo, abrió la puerta del baño y luego la despensa. La puerta del fondo estaba entreabierta, la cruzó y se adentró en el bosque, primero a paso precavido, luego al trote. Los altos sauces devoraban los débiles rayos del sol. Gastón buscaba desesperado la silueta de Laura. Avanzó y avanzó, buscando entre los mismos árboles que años atrás habían sido testigos del secuestro de su hermana.  Las imágenes de aquel terrible momento se confundían con el presente. Las manos de aquellos hombres tirando de su vestido. La voz aterrada de Laura haciendo eco en el bosque. Gastón se fue dejando llevar por la angustia y la locura hasta encontrarse en una pequeña explanada y dejarse caer de rodillas. Miró las hojas muertas del suelo con ojos grande