Laguna - Capítulo 1

Alfredo Prandi

Campamento
(parcelas del fondo)



Una caña de pescar inmóvil corta el paisaje de una fría mañana de otoño. De pronto se mueve, poco al principio, con pequeños golpecitos, y luego se arquea. Las manos atentas de un joven pescador toman la caña y dan un tirón certero, acompañado de largas y veloces vueltas al reel.

A unos metros de la laguna, otro hombre se calienta las manos junto al fuego improvisado en gran barril de metal. A un costado del tacho, entre el barro y el humo, se pueden leer las siglas F.A.R. El hombre tose y refriega sus manos cerca del fuego.

—¡Mario! ¡Traeme el mediomundo —oye gritar a su compañero— ¡Dale!

En seguida, pero toscamente, Mario reacciona y junta el medio mundo y la larga cuerda como puede y corre hacia la orilla.

Rods


—¡Dale que es una carpita grande, dale! —lo apura el pescador. Mario casi se hunde de lleno entre los juncos de la orilla para poder acercarse a la línea. Su compañero, con expresión contraída y seguridad en los ojos, recoge la tanza con medida velocidad. Mario mira el final de la línea expectante. Estira su brazo con la esperanza de que el animal cambie de dirección hacia la orilla y se hunda en la red. Pero el tironeo cesa. El pescador vuelve a tirar, la caña responde con triste facilidad. Mario continúa con el brazo extendido y la red hundida en el agua.
—Se escapó, nomás —murmura su compañero.

Mario, esperanzado aún, se acomoda sin dejar de mirar la red.

—Ojo que a veces engaña, eh.
—Me daría cuenta… voy a encarnar de nuevo.

Otra del Hombre de La Laguna Negra y el Hombre Lobo. A TODO COLOR. #iPad #sketchbookpro


La línea termina de salir del agua con brusquedad. Los hombres la siguen con la mirada instintivamente.

—¿Y eso? Se enganchó con algo- Dice Mario preocupado.
—Sí, ¿no? A ver…

Mario manotea la plomada y detiene el balanceo de la tanza. Enganchada al final del anzuelo, muerta como la muerte misma, descansa media carpa.

—¿Qué mierda…? ¡Está toda comida! —reacciona el pescador. Mario se ríe.
—Le afanaste el desayuno a algún bicho grandote, Manuel.
—Esperemos que no se haya quedado con hambre.
—La saco y la tiro al agua.
—Y sí. Voy a buscar más lombriz.

Mario intenta desenganchar lo que queda de la presa mientras el calor del sol comienza a pegarle en la espalda. Le cuesta, nunca fue bueno para algo más que levantar un mediomundo, y alguna complicación siempre se lo recordaba.

Soltó un bufido que no le dejó escuchar el sonido que hace un cuerpo al emerger del agua. Una silueta humana se enderezó detrás de él y miró hacia la laguna.

Hooked

Mario logra su cometido y revolea la carpa destrozada a los juncos. Deja la caña y se gira para encontrarse con una mujer semi desnuda y empapada de barro y plantas.

Mario la observa atónito, inmóvil.

La mujer observa el entorno y logra enfocarse con dificultad en Mario. Por un momento la necesidad de auxilio destella en sus ojos, pero luego cae en un grito ahogado.

Manuel deja caer el tarro de plástico donde se retorcía la carnada y corre hacia la orilla. Mientras la mujer convulsiona y se desmaya a la orilla de la laguna.

Fish Ain't Bitin'

La mujer abre los ojos. Está acostada sobre la suave tela de una bolsa de dormir. Afuera de la carpa se escucha la música de la radio. Es de noche, pero la luz decadente de una interna le deja ver casi todo el interior de la carpa.

Se estremece. Un fuerte dolor en la ingle la obliga a retorcerse y gemir. Sus manos recorren su estómago y abdomen intentando apaciguar el dolor. Siente en sus dedos un líquido tibio y espeso. Es sangre. Su respiración comienza a entrecortarse y se destapa sofocada. Su ropa interior está llena de sangre, y tiene fuertes moretones alrededor de su cintura.

Se horroriza al darse cuenta que ha sido violada, pero los gritos se ahogan en llanto. Afuera la radio sigue sonando como si nada ocurriera mientras Manuel come pescado frito con la mano. La mujer sale de la carpa detrás de él. Mario, fiel al calor de su tanque, levanta la vista y la mira atento. Manuel lo ve y se da vuelta para observar a la víctima. La mujer recorre el campamento con la mirada, buscando socorro, pero lo único que encuentra son los ojos de sus captores. 

little fish, fried

Mario suelta una carcajada, Manuel lo secunda. La mujer observa sus rostros perversos y el terror se apodera de sus ojos. El dolor y la impotencia, el frío y la desnudez la sacuden en llanto.

Manuel tose de la risa y luego mira al vacío. Inerte de pronto, un hilo de sangre brota de su nariz y cae de cara al plato de pescado frito, mientras el llanto de la mujer se destapa en un grito ronco de ira. Mario convulsiona y se desmorona detrás del tanque, escupiendo sangre hacia el cielo nocturno.

Tan solo un cielo estrellado / Just a Starry Sky

La mujer recorre el camino oscuro del campamento, abrigándose con los brazos cruzados. A su alrededor, pescadores, solos y acompañados de sus familias, junto a sus parrillas improvisadas o buscando algo dentro de sus coches oxidados, se retuercen vomitando sangre y caen desplomados al barro.




* Alfredo Prandi es guionista, director de cine y content creator. Blog alternativo del autor: Alfredium


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