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Mostrando las entradas etiquetadas como Ficción

Aguante todo

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Facundo Martín Desimone Aguante todo Interpretar dibujos como un dancing fumanchero.      Jugar con la placenta perdida en el inconsciente .   ¿Mojar los labios…          o humedecerlos?     Buscar la luz ,            aumentarla,  generar un espacio vacío.     Vulnerar la creatividad ,              exprimirla,                       llevarla hasta el justo límite de la cordura, derretir el cerebro en su tinta ,    buscar alivio en los destellos del mundo onírico.          Invocar al dios del hielo,                  robarle su tesoro,                        extraer de sus moléculas el cero absoluto,                            tomárselo con soda. La espera se vuelve dulce,     escancia la belleza .          Caen cristales desde las estrellas,             crecen caramelos desde el centro de la Tierra . El aire palermitano me desdibuja los zapatos,       pero todo es soportable                  ante la promesa        de hacer arder con mi fuego      

Poema malo

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Facundo Martín Desimone A Fogwill (el espíritu, no la persona) Poema malo, poema croto, poema mocho. Poema de la flor hipersulfatada , del hipocampo hiperventilado, del hipo y de los espasmos . De la fiebre y la vida negra , la contravida, la antivida que fluye tan pasiva de tu cuerpo, de tus espejos como un río de ranitas ciegas, mochas, también negras. Poema que se viste con la degustación de lo pantanoso , aguas estancadas en otro tiempo. Con la putrefacción de las almas . Poema tan malo y tan feo que da asco, como un montón de gusanos rotos en los fideos o en el revuelto gramajo. Miles de bichos-bolita en tu subconsciente y un infierno de cucarachas bajo tu cama. Poema de los mil demonios, poema indescriptiblemente malo, poema parco. Poema de todas las veces que pasé por tu casa y estabas en teatro , o engañándome con mil guanacos . Poema indefinidamente de mierda, que no sirve para un carajo. Except

Agujeros negros / fluir hacia el pozo energético

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Facundo Martín Desimone El sueño del pibe by León-O La biblia en tu interior           desata colmenas enajenadas , furiosas luciérnagas quemadas.         El refulgir y explotar de la noche primitiva  para volver a refugiarse en la entropía .           La mente del león ensombrecida. La melena mocha,       el sol encandilado    y las tijeras/espantasuegras de Dalila           liberando el torrente de cumbias    de mil y una gargantas afónicas. Apagar la máquina, enceguecerse,     un ¡Click! moderno y volver a penetrar los espejos , anestesiar la armonía cósmica,    desarmar el espectro visible,       abrirse paso entre los planos , fusionarse con el latido del tiempo       y ascender con la corriente de fuerza etérea           que arrancará el alma a los cuerpos, precipitando el salto evolutivo          que prescinde de la materia,                       destronando así a los dioses            y a los viles seres antropomórficos. *  Poema origi

Reclamar los fueros

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Facundo Martín Desimone El sueño del pibe by León-O Reclamar los fueros Agarrarte del fierro oxidado cuando tiemble el piso . Y el piso va a temblar, te lo aseguro. Liberar a los jaguares famélicos , alimentarlos con cuerpos podridos. Materia en descomposición . Calibrar la desintegración molecular . Manipular a las arañas ; hacer que tejan para nosotros hamacas paraguayas con su tela, prepararse para la caída . Va a haber una caída . Levantar la perdiz . Escupir en los charcos. Fortalecer los músculos . Volver la piel de hierro para aguantar los golpes ( va a haber golpes ). Va a haber carreras contra balaustradas inclementes, va a haber tumulto incierto, va a haber navajazos tirados a los riñones , a la boca del estómago, va a haber cachengue , va a haber milonga , va a haber quilombo. Entonces, retraer las uñas, esconder los colmillos , tensar cada nervio, replegar las piernas. Quedarse quieto. Y esperar . Absorber el caos , dejar que el instinto fluya.

Cómo acercarse a los dioses

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Facundo Martín Desimone El sueño del pibe by León-O Dibujar con arco y flechas . Despojar la acartonada carátula de barro y obsidiana , descuartizar un óvalo. Forzar otra hilera de dientes, mejorar la puntería , correr el blanco. Fijar la oscuridad . Despegarse las sombras, estaquearlas en ventanas de almizcle . Mezclarse con el rebaño , sembrar la cizaña , aguijonear con espuelas de manos, meter púa, arrojar más leña al fuego . Disfrazarse de castor, atravesar las pirámides de cactus y aserrín . Internarse en el Nilo para buscar tesoros heráldicos. Coserse los diamantes a la piel , transformar la sangre en pequeñas gemas. Llorar fuego de cadmio, aspirar la fragancia de flores fantasmas , destilar pequeñas formas cromadas en do menor. Comprender la esencia y el drama terrible de los alcauciles . Borrar epitafios con la manga; crear tinta ancestral y derramarla , impulsar su flujo por los 7 lagos . Volverse sabio y hermano de la destrucción . Entenderla como n

Laguna - Capítulo 10

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Alfredo Prandi Bosque (Camino hacia la ruta) Laura rebota en el asiento mientras el coche se tambalea por el camino de tierra que lleva a las afueras del pueblo. En el asiento del acompañante descansa el reloj de pared de la despensa de César. Las cinco y cuarto. Laura ve algo más adelante y frena despacio. Toma el reloj, baja del auto y se sumerge entre los árboles hasta protegerse detrás de un grueso sauce, a unos veinte metros del camino. Un minuto después, una vieja camioneta frena junto al auto. Laura contiene la respiración mientras dos hombres con trajes anticontaminación y máscaras descienden y se acercan al vehículo. Uno de ellos lleva un extraño aparato en la mano, lo pasa por los bordes del coche y mira a su compañero. Éste recorre el sector con la mirada, observa su reloj y hace señas de volver a la camioneta rápidamente. Ambos hombres se suben y arrancan bruscamente para alejarse por el camino. Laura cierra los ojos y respira, deja caer el reloj y se acom

Laguna - Capítulo 9

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Alfredo Prandi Pueblo (Despensa de César) La tarde se ahoga entre nubes de lluvia que amenazan con abalanzarse sobre el pueblo gris. Las tiras de goma transparente cosquillean el piso del almacén. Laura brota de la cortina y se dirige hacia la heladera que funciona de mostrador. Un hombre cincuentón y regordete cuenta dinero y suspira con resignación. Se gira para encontrarse con la demacrada cara de Laura. La mira de arriba abajo, sus pies están lastimados de tanto correr sobre el asfalto. —Señorita… ¿se encuentra bien? —pregunta al ver la expresión de miedo de la mujer. Laura asiente con la cabeza. Todavía está un poco agitada. —Sí. Gracias. Quisiera usar su teléfono, por favor. —-Cómo no, ya se lo alcanzo —responde solícito el hombre y desaparece por una puerta al final del mostrador. Laura normaliza la respiración y observa la despensa. Rodeando el mostrador a su izquierda ve unas pocas mesas de madera y algunas sillas, probablemente para uso de la familia que s

Laguna - Capítulo 8

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Alfredo Prandi Campamento (Proveeduría y Bosque detrás)   Gastón traspasó la entrada del comedor y se acercó a las mesas donde hacía solo unas horas descansaba su hermana. Miró a su alrededor. Silencio. Bordeó la barra y recorrió el pasillo, abrió la puerta del baño y luego la despensa. La puerta del fondo estaba entreabierta, la cruzó y se adentró en el bosque, primero a paso precavido, luego al trote. Los altos sauces devoraban los débiles rayos del sol. Gastón buscaba desesperado la silueta de Laura. Avanzó y avanzó, buscando entre los mismos árboles que años atrás habían sido testigos del secuestro de su hermana.  Las imágenes de aquel terrible momento se confundían con el presente. Las manos de aquellos hombres tirando de su vestido. La voz aterrada de Laura haciendo eco en el bosque. Gastón se fue dejando llevar por la angustia y la locura hasta encontrarse en una pequeña explanada y dejarse caer de rodillas. Miró las hojas muertas del suelo con ojos grande

El campo de los rusos

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Facundo Martín Desimone Transylvania by El oso del sueño La novela Los amigos soviéticos (Mondadori, 2009), del escritor Juan Terranova , transcurre en el año 2008, época tumultuosa para los argentinos, debido, entre otras cosas, al estallido del conflicto entre el Gobierno de Cristina Kirchner y el campo . En la televisión de aquel momento se podía ver a cada instante a los grandes terratenientes de nuestra nación vertiendo interminables litros de leche en los caminos y desperdiciando de igual manera verduras, frutas, hortalizas y demás productos de la tierra que bien hubiesen podido alimentar a buena parte del país . Contenido ideológico no-fetichista No obstante, cabe aclarar aquí, que no se trata de una novela política . O más bien sí (al fin y al cabo, ¿qué novela podría escapar de la política?), para todo aquel que pesque y quiera pescar las diferentes ironías y puntas de icebergs que asoman constantemente escondidas dentro del gran camuflador (el humor) o en

Laguna - Capítulo 7

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Alfredo Prandi El sueño del pibe by León-O Campamento (Entrada) Laura irrumpe en la garita de entrada, apoya el cuchillo sobre el escritorio y revuelve los papeles hasta encontrar el teléfono. Sin tono, Dora decía la verdad. Recorre veloz la garita con los ojos y descuelga un camperón azul. El sucio cartel de la entrada la recibe bajo el sol del mediodía. Todavía descalza, Laura se abriga y trota por el camino de tierra que la lleva al pueblo. * Alfredo Prandi es guionista, director de cine y content creator. Blog alternativo del autor:  Alfredium .

Bajo los abismos de la locura, una receta para llegar al núcleo de la Tierra (o al centro del alma)

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Facundo Martín Desimone ¿Qué hay abajo de todo ? ¿Te lo preguntaste alguna vez? Abajo de capas y capas de maquillaje, detrás de la última puerta (tanta gente con la barba de color azul habita el planeta), abajo de la última máscara. Y cómo se llega a ese lugar , o lo que sea. Hay quienes dicen que la receta más certera para llegar al centro de la Tierra , al núcleo del alma humana y de todo lo que exist e, es precisamente la locura. No la filosofía, no los adelantos tecnológicos , no la meditación trascendental, no las drogas psicoactivas: simplemente, ese estado anímico/mental que surge por azar en individuos rándom de la especie, que sigue siendo aún inexplicable , amén del deslomante esfuerzo de las ciencias, que tiene un perfume como de azahares putrefactos del apocalipsis y que se dio en llamar, a falta de mejor nombre, demencia. Eso es exactamente lo que propone el libro de cuentos Bajo los abismos de la locura , del escritor y periodista Alejandro Lamela , en

Laguna - Capítulo 6

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Alfredo Prandi Campamento (Parcelas del fondo) La mano de un niño inocente termina de ser cubierta por la tierra, junto con otros 19 cadáveres. Dora aparece como un relámpago por detrás del grupo de hombres. Las lágrimas todavía le sacaban brillo a sus mejillas. —¡Gastón! —logra gritar, mientras se detiene entre jadeos. Gastón la ve, suelta la pala y corre hacia Dora, los otros tres hombres dejan de palear. Más al fondo, otros dos hombres más dejaron sus tareas para escuchar a la nerviosa mujer. —Dora, ¿qué pasa? —pregunta Alejandro con preocupación. Gastón no dejaba de mirarla, sosteniéndola de los hombros, esperando que hable. —Laura… —jadea Dora— se despertó. Gastón la suelta y sale corriendo hacia el comedor. —¡Esperá, Gastón! —intenta detenerlo la mujer, sin éxito.  Alejandro suelta la pala y comienza a seguirlo, pero Dora lo detiene. —Ale… se escapó. Laura se escapó. La cara de Alejandro se transformó. Eso no era nada bueno. —¿Eh? ¿A dónde? —pre