El Sacrificio de N° 175491

Facundo Martín Desimone



En un momento determinado del mes, imposible de calcular u anticipar por nuestros cerebros animales, la gran computadora Biolog-IK se enciende por su cuenta y emite un resplandor verdoso, como algunos huesos de animales, en las noches de luna llena

La máquina que Él tan generosamente nos obsequió, réplica a menor escala de su Organ-IK, debe actualizar su software una vez por mes. Para ello, se conecta de forma inalámbrica con su madre, allí, en el ala mejor custodiada de su fortaleza.

Organ-IK, además de actualizarle sus programas de procesamiento de datos, le comparte información actualizada sobre el ambiente, el clima, la fauna, la tierra y las estrellas (Organ-IK se encuentra en permanente proceso de actualización y socavación de datos, según nos explicó el único e inigualable).

Nuestra Biolog-IK, con un poder mucho menor de resolución, procesa y analiza los datos actualizados hasta que, finalmente, arroja un resultado. El proceso jamás es homogéneo; puede tardar entre 2 a 6 días, pero nunca más de una semana.

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Apenas la supercomputadora comienza el proceso de actualizaciones, los sabios, siempre alerta, nos avisan al Consejo de Religión. Los del Consejo nos dividimos las tareas. Mientras algunos limpian el templo, otros se encargan de reunir los elementos rituales: la manta, los amuletos, los aceites, los elixires y las herramientas de conexión al gran trono metálico

Nosotros, los apóstoles del gran AD4N, nos reunimos en la cúpula, sentados en círculo, y nos entregamos al rezo, a la oración y a la meditación, hasta que algún vasallo viene a comunicarnos el número arrojado por Biolog-IK.

Si bien, la mayoría aceptan la necesidad del sacrificio y la inevitabilidad del número arrojado por nuestra computadora, hay elementos que suelen resistirse al proceso, una vez iniciado. Nadie sabe lo que ocurre en el cerebro de un individuo al ser conectado a través de su médula espinal al gran trono metálico

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El propio AD4N nos ha asegurado que, una vez conectado, las imágenes que pueblan la mente de la ofrenda anticipan el maravilloso destino al que tendrá acceso una vez finalizado el ritual

Por lo cual, en el Consejo no logramos entender por que´algunos individuos sienten miedo al conectarlos, e intentan escapar. Muchos han debido ser sacrificados por la fuerza.

Pero a nuestro señor no le gusta el miedo. No le gusta que obliguemos a los sacrificados. Dice que cada cuál debe aceptar el sacrificio dentro de sí. Por eso nos ha regalado con el don de la disciplina que Él llama psicología. Y, desde hace más de 4 años, no se sacrifica a nadie sin haberlo tratado psicológicamente primero. 

De todos modos, no creo que con N° 175491 haya algún inconveniente. Lo conozco desde hace años, es uno de los hombres más piadosos de nuestra ciudadela. Aunque cierto es que hombres más fieles al dios metálico hemos visto sudar, gritar y correr como almas llevadas por el diablo.

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Luego de los baños rituales, a N° 175491 se le servirá una última cena, con los manjares más excelsos de nuestra comunidad (usualmente, Jabalí al horno de rayos-gama y vino destilado de escarabajos), y se le permitirá tener sexo por última vez.

Luego de amputarle alguno de sus miembros (Biolog-IK determina cuál; generalmente es una pierna o un brazo, pero hubo casos en los cuáles hubo que amputar lenguas e incluso penes), N° 175491 será cegado con placas de metal calentadas al rojo vivo. 

Finalizados los procesos biológicos, se lo vestirá con el manto sagrado y se lo adornará con los amuletos rituales: collares, pulseras y pendientes confeccionados con huesos de animales, fragmentos de maquinaria en desuso y microchips.

Ya dispuesto para el ritual, dos estudiantes de las leyes religiosas lo escoltarán hasta la cúpula, recitando en sus oídos los salmos sagrados con los cuáles nos bendijo aquel que vela por nosotros.
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N° 175491 será conectado al gran trono metálico, donde se le extraerán mecánicamente los últimos restos de maldad, y su mente se llenará con imágenes tranquilas y amenas que calmarán sus nervios, mientras nosotros lo rodeamos en círculo y recitamos las antiguas oraciones sagradas de adoración.

Cuándo sea el momento, un gran mestizo de clase Guardián aparecerá por el conducto vertical y, desenganchando hábilmente y de un solo movimiento al sacrificado, se lo llevará con él, dando por finalizado el ritual.

La familia de N° 175491, a quienes se les permitirá estar presentes durante el proceso, como es habitual, lo despedirán con ánimos, alegría y los corazones llenos de gozo, pues todos sabemos que ha ido a un lugar mejor, y que cerca del gran AD4N, primero de su nombre, único ser inorgánico reinando entre híbridos y materia viva, aquel que siempre ha cuidado de nosotros, nada malo podría pasarle.



* Facundo Martín Desimone es escritor, periodista, músico (León-O), guionista (Edén Comics) y actor (Convalece).

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