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Agujeros negros / fluir hacia el pozo energético

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Facundo Martín Desimone El sueño del pibe by León-O La biblia en tu interior           desata colmenas enajenadas , furiosas luciérnagas quemadas.         El refulgir y explotar de la noche primitiva  para volver a refugiarse en la entropía .           La mente del león ensombrecida. La melena mocha,       el sol encandilado    y las tijeras/espantasuegras de Dalila           liberando el torrente de cumbias    de mil y una gargantas afónicas. Apagar la máquina, enceguecerse,     un ¡Click! moderno y volver a penetrar los espejos , anestesiar la armonía cósmica,    desarmar el espectro visible,       abrirse paso entre los planos , fusionarse con el latido del tiempo       y ascender con la corriente de fuerza etérea           que arrancará el alma a los cuerpos, precipitando el salto evolutivo          que prescinde de la materia,                       destronando así a los dioses            y a los viles seres antropomórficos. *  Poema origi

Reclamar los fueros

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Facundo Martín Desimone El sueño del pibe by León-O Reclamar los fueros Agarrarte del fierro oxidado cuando tiemble el piso . Y el piso va a temblar, te lo aseguro. Liberar a los jaguares famélicos , alimentarlos con cuerpos podridos. Materia en descomposición . Calibrar la desintegración molecular . Manipular a las arañas ; hacer que tejan para nosotros hamacas paraguayas con su tela, prepararse para la caída . Va a haber una caída . Levantar la perdiz . Escupir en los charcos. Fortalecer los músculos . Volver la piel de hierro para aguantar los golpes ( va a haber golpes ). Va a haber carreras contra balaustradas inclementes, va a haber tumulto incierto, va a haber navajazos tirados a los riñones , a la boca del estómago, va a haber cachengue , va a haber milonga , va a haber quilombo. Entonces, retraer las uñas, esconder los colmillos , tensar cada nervio, replegar las piernas. Quedarse quieto. Y esperar . Absorber el caos , dejar que el instinto fluya.

Cómo acercarse a los dioses

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Facundo Martín Desimone El sueño del pibe by León-O Dibujar con arco y flechas . Despojar la acartonada carátula de barro y obsidiana , descuartizar un óvalo. Forzar otra hilera de dientes, mejorar la puntería , correr el blanco. Fijar la oscuridad . Despegarse las sombras, estaquearlas en ventanas de almizcle . Mezclarse con el rebaño , sembrar la cizaña , aguijonear con espuelas de manos, meter púa, arrojar más leña al fuego . Disfrazarse de castor, atravesar las pirámides de cactus y aserrín . Internarse en el Nilo para buscar tesoros heráldicos. Coserse los diamantes a la piel , transformar la sangre en pequeñas gemas. Llorar fuego de cadmio, aspirar la fragancia de flores fantasmas , destilar pequeñas formas cromadas en do menor. Comprender la esencia y el drama terrible de los alcauciles . Borrar epitafios con la manga; crear tinta ancestral y derramarla , impulsar su flujo por los 7 lagos . Volverse sabio y hermano de la destrucción . Entenderla como n

La redención va por dentro

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Facundo M. Desimone El sueño del pibe by León-O Aclimato tu arrebato con humor existencial. Fiebre de gacela que domina la parcela . Alguacil adiamantado que se pierde en las nebulosas del agua oxigenada y la pasta de almendras. Cacofonías, verbigracias, patatín, patatán , cerrame la 15 , tachame la doble, cargale la cuenta a los de arriba . Los platos rotos los paga Magoya , y las aceitunas, tu mamá. Los patos emponderados brillan por su ausencia. El sol, ese buen amigo de todos, destierra las tinieblas orquestadas por la derecha. Algunos vidrios irán quedando, algunos diástoles irán tirando . Y en el corazón de la noche sin estrellas , más vale que recordemos el mandato de las entrañas . Se extienden las velas por desfalco en la ciudad. El cielo nos escupe con soberbia sus granadas de aguamarina. Cariátides maoríes roban los picos de los flamencos , alfajores prendidos fuego bajo el álamo de la venganza . La redención nos hará libres , sí señor, pero antes nos

Laguna - Capítulo 10

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Alfredo Prandi Bosque (Camino hacia la ruta) Laura rebota en el asiento mientras el coche se tambalea por el camino de tierra que lleva a las afueras del pueblo. En el asiento del acompañante descansa el reloj de pared de la despensa de César. Las cinco y cuarto. Laura ve algo más adelante y frena despacio. Toma el reloj, baja del auto y se sumerge entre los árboles hasta protegerse detrás de un grueso sauce, a unos veinte metros del camino. Un minuto después, una vieja camioneta frena junto al auto. Laura contiene la respiración mientras dos hombres con trajes anticontaminación y máscaras descienden y se acercan al vehículo. Uno de ellos lleva un extraño aparato en la mano, lo pasa por los bordes del coche y mira a su compañero. Éste recorre el sector con la mirada, observa su reloj y hace señas de volver a la camioneta rápidamente. Ambos hombres se suben y arrancan bruscamente para alejarse por el camino. Laura cierra los ojos y respira, deja caer el reloj y se acom