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Mostrando las entradas etiquetadas como Facundo Martín Desimone

El campo de los rusos

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Facundo Martín Desimone Transylvania by El oso del sueño La novela Los amigos soviéticos (Mondadori, 2009), del escritor Juan Terranova , transcurre en el año 2008, época tumultuosa para los argentinos, debido, entre otras cosas, al estallido del conflicto entre el Gobierno de Cristina Kirchner y el campo . En la televisión de aquel momento se podía ver a cada instante a los grandes terratenientes de nuestra nación vertiendo interminables litros de leche en los caminos y desperdiciando de igual manera verduras, frutas, hortalizas y demás productos de la tierra que bien hubiesen podido alimentar a buena parte del país . Contenido ideológico no-fetichista No obstante, cabe aclarar aquí, que no se trata de una novela política . O más bien sí (al fin y al cabo, ¿qué novela podría escapar de la política?), para todo aquel que pesque y quiera pescar las diferentes ironías y puntas de icebergs que asoman constantemente escondidas dentro del gran camuflador (el humor) o en

Bajo los abismos de la locura, una receta para llegar al núcleo de la Tierra (o al centro del alma)

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Facundo Martín Desimone ¿Qué hay abajo de todo ? ¿Te lo preguntaste alguna vez? Abajo de capas y capas de maquillaje, detrás de la última puerta (tanta gente con la barba de color azul habita el planeta), abajo de la última máscara. Y cómo se llega a ese lugar , o lo que sea. Hay quienes dicen que la receta más certera para llegar al centro de la Tierra , al núcleo del alma humana y de todo lo que exist e, es precisamente la locura. No la filosofía, no los adelantos tecnológicos , no la meditación trascendental, no las drogas psicoactivas: simplemente, ese estado anímico/mental que surge por azar en individuos rándom de la especie, que sigue siendo aún inexplicable , amén del deslomante esfuerzo de las ciencias, que tiene un perfume como de azahares putrefactos del apocalipsis y que se dio en llamar, a falta de mejor nombre, demencia. Eso es exactamente lo que propone el libro de cuentos Bajo los abismos de la locura , del escritor y periodista Alejandro Lamela , en

El Sacrificio de N° 175491

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Facundo Martín Desimone Transylvania by El oso del sueño En un momento determinado del mes, imposible de calcular u anticipar por nuestros cerebros animales, la gran computadora Biolog-IK s e enciende por su cuenta y emite un resplandor verdoso, como algunos huesos de animales , en las noches de luna llena .  La máquina que Él tan generosamente nos obsequió, réplica a menor escala de su Organ-IK, debe actualizar su software una vez por mes . Para ello, se conecta de forma inalámbrica con su madre, allí, en el ala mejor custodiada de su fortaleza . Organ-IK, además de actualizarle sus programas de procesamiento de datos , le comparte información actualizada sobre el ambiente, el clima, la fauna, la tierra y las estrellas (Organ-IK se encuentra en permanente proceso de actualización y socavación de datos, según nos explicó el único e inigualable ). Nuestra Biolog-IK , con un poder mucho menor de resolución, procesa y analiza los datos actualizados hasta que, fina

Pozo de estrellas azules (poema)

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Facundo Martín Desimone El sueño del pibe by León-O Caí en un pozo de estrellas azules en donde el barro se transforma en nieve y la argamasa crece en las paredes . Hay 4 soles , pero solo 2 funcionan bien. Uno parpadea intermitente . Al otro, se le quemó la lamparita . Un viejo de barba y túnica negra los alimenta con polen carbonizado , desde el año mil ochocientos cuarenta y tantos . Comen como guanacos , los soles, y hay un aire como de astillas de cobre . Javier y Pedra se esconden en el umbral , temerosos de las criaturas que allí habitan . Yo me sumerjo todo lo que puedo, atravesando la densidad de la materia sólida y blanda, parecida al agua, pero más fría y destemplada ( El agua de los dioses , tal vez). Las conozco desde hace años : son tan inofensivas como granitos de arena negra mal hilvanados. El pozo se cierra detrás de mí (ellos quedan afuera, eternamente del otro lado ).                                             nav

Silencio (cover de Ana María Shuá)

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Facundo Martín Desimone El sueño del pibe by León-O —Chicas, dicen que es malísima “ Expreso al terror ”. — ¡Es Yael! Yo quería ver la otra. Los martes, aprovechando que mi mamá trabaja hasta tarde , nos juntamos con las chicas en casa a ver películas de terror . —Claro, échenme la culpa a mí; pero bien que dijiste ayer, cuando no estaba ella : “Ay, esa película ` Secreto de sangre ´que quiere ver Sol debe ser una porquería ”. Todos los martes la misma historia. —¡Callate, nena! ¡Cómo voy a hablar mal de Solcito a sus espaldas ! ¿Qué clase de amiga te pensás que soy? —¡ Amiga clase-turra ! ¡Eso sos! —¿Y vos qué, nenita descerebrada? Decir que estoy yo , que quiero ver la película antes de que llegue mi vieja y se nos arruine todo el clima . —Chicas, chicas; ¿por qué no llamamos al chico del videoclub y le preguntamos? —Y de paso pedile unos pochoclos. — De los dulces . Cuestión que al chico del video que siempre nos recomendaba películas lo habían hechado

Nueva (y breve) camada de Haíkus (el acento es a propósito, eh; no se vayan a creer soy tan ignorante, no se vayan a)

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Facundo Martín Desimone El sueño del pibe by León-O Como el dios sol, el año se quita la piel . Se respira anís . La vanguardia en tus ojos de lago-puro llega, al final . Suave licor mío , planetas de imanes dejan tu cuerpo . El año se va como un zorro rojo . Llueve tu alma. * Facundo Martín Desimone  es escritor,  periodista , músico ( León-O ), guionista ( Edén Comics ) y actor ( Convalece ).

Portal

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Facundo Martín Desimone Transylvania by El oso del sueño — Encontré el portal —dijo Prandi. En la pantalla de la videollamada se lo veía eufórico, en un estado casi febril. —¿Qué? —tenía que ser joda. No podía estar refiriéndose al portal de nuestro cómic . Aunque la emoción que reflejaba su rostro parecía desmentir esto. — El portal dimensional . Existe. Es real —me dio tiempo para calibrar la noticia, sopesar todo lo que esto significaba, comprender. Sentí como la confusión trepaba d esde los pies hasta el cerebro , ocupando todo el cuerpo a su paso. Me faltó el equilibrio. Tuve que sentarme en la cama. —Pará… ¿qué? —Prandi río, del otro lado de la pantalla. Me llevé la mano a la frente; hervía a mil grados — Pero, ¿cómo? ¿¿DÓNDE?? —Lo encontré de casualidad, en Caballito, cerca de Neuquén ¿Viste que por el pasaje Vintter, en un momento, hay como unos arbustos ? Hace unas horas pasé por ahí y me pareció escuchar un  ruido como de una máquina que quedó prendida. Me ima

Justicia poética

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Facundo Martín Desimone El anciano cruza la calle lentamente, con pasos cortos y pequeños, con la mirada fija en el pavimento, ayudándose con su bastón . Está encorvado  y su cuerpo es recorrido por temblores constantes. El contenido del morral, gastado y viejo como él , le produce ardor en el vientre. Recuerda los amuletos de poder del antiguo Egipto, como el ojo de Horus o el Anj ( símbolo de la vida ), famosos por la creencia en su poder transformador de la realidad, según los mitos. Pone un pie en la vereda y un camión con el isologotipo de Ingenio Ledesma le pasa a unos centímetros de la otra zapatilla, a toda velocidad, antecedido por un ensordecedor bocinazo y seguido por los gritos de: “¡Viejo pelotudo!” y “¡Aprendé a cruzar, la concha de tu hermana!” del conductor. El anciano hace caso omiso de los insultos y avanza firme pero lento hacia el buzón escarlata. Tarda una eternidad en recorrer la distancia que lo separa del gran sapo de metal estilizado, pero es

Historia sin nombre oficial N° 19 ("Crónica")

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Facundo Martín Desimone No dudo de su capacidad; mí equipo es el mejor. De afuera, más que una mansión parece un caserón antiguo . Llega el último hombr e . Derribamos la puerta. Entramos.  No todo es lo que parece. Es como si dentro de la casa se extendiera una pequeña ciudad (sin duda, la vista es el sentido más fácil de engañar). El caserón es oscuro, húmedo, lúgubre , como cualquier caserón abandonado. Imposible calcular su extensión real. Nos dispersamos. Llegamos a una extraña cocina, tan sucia que hasta las ratas y cucarachas han abandonado. En un rincón, como empotrada a la fuerza, una bañera. Llena casi hasta rebalsar. Una canilla gotea sobre ella ( el agua parece echada a perder ). Dentro, un hombre, desnudo, inerte, de unos 40 años. Los ojos cerrados, la cabeza hacia atrás, los brazos sobre los bordes de la bañera , las piernas extendidas. El agua se mete por la boca abierta. Le ensucia y le arruga el cuerpo. Uno de mis hombres lo saca de la bañera y le aplica el m