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Mostrando las entradas etiquetadas como Relato

Rastas

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Alfredo Prandi El departamento de Maribel se encontraba en el barrio de Palermo. Un dos ambientes aromatizado con sahumerios y decorado con manualidades de toda forma y color. Maribel era una aficionada a la fotografía y con un manejo sorprendente del italiano, características que la volvían en extremo atractiva. Yo andaba falto de afecto y había decidido quedarme a dormir, a sabiendas de que no era la mejor opción, dado que el encanto que tenía aquélla relación furtiva era justamente la brevedad de nuestros encuentros. Pero me quedé, y a ella no pareció molestarle compartir su cama esa noche. Luego del sexo, dimos vueltas sobre el colchón evadiendo cualquier acto de cariño que pudiera nublar aquél pequeño mundo que habíamos construído al costado de nuestras vidas. A mitad de la noche logré dormirme, mucho después que ella, y soñé. En mi sueño me levantaba de la cama de Maribel y caminaba hacia el pequeño comedor de su departamento, donde una figura alta y oscura, con la c

Historia sin nombre oficial N° 19 ("Crónica")

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Facundo Martín Desimone No dudo de su capacidad; mí equipo es el mejor. De afuera, más que una mansión parece un caserón antiguo . Llega el último hombr e . Derribamos la puerta. Entramos.  No todo es lo que parece. Es como si dentro de la casa se extendiera una pequeña ciudad (sin duda, la vista es el sentido más fácil de engañar). El caserón es oscuro, húmedo, lúgubre , como cualquier caserón abandonado. Imposible calcular su extensión real. Nos dispersamos. Llegamos a una extraña cocina, tan sucia que hasta las ratas y cucarachas han abandonado. En un rincón, como empotrada a la fuerza, una bañera. Llena casi hasta rebalsar. Una canilla gotea sobre ella ( el agua parece echada a perder ). Dentro, un hombre, desnudo, inerte, de unos 40 años. Los ojos cerrados, la cabeza hacia atrás, los brazos sobre los bordes de la bañera , las piernas extendidas. El agua se mete por la boca abierta. Le ensucia y le arruga el cuerpo. Uno de mis hombres lo saca de la bañera y le aplica el m

Injusticia en el mundo de los cafeses

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Facundo Martín Desimone El sueño del pibe by León-O Entro como flotando , apenas rozando la tierra (como quien intenta preservar intacta la belleza de sus zapatos) de este mundo que tan poco frecuentamos. Tomo a la noche en mis brazos y me la ato al cuello con un nudo de estrellas . Usándola como una capa, cubro todo mi cuerpo con ella. Todo menos la cabeza. Y el cuello. Me reciben las luces, coagulando la corteza de los árboles . Sé que su intención es buena, pero mis pupilas tardan en acostumbrarse al centelleo de tantas sonrisas. Inutilizando el ruido como quien omite comunicar el detalle que podría inutilizar por siempre las bombas atómicas , me decís: —Entremos. Da lo mismo, todos son iguales. —Entremos, pero con la única condición de que aceptes que no da lo mismo y que no todos son iguales . Clavás las suelas de tus botas en la baldosa, te cruzás de brazos, revoleás los ojos, resoplás (provocando la elevación de uno de tus infinitos mechones de pelo) y me decís

Escorpión dorado de la China

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Facundo Martín Desimone El sueño del pibe by León-O Nos conocíamos hace años, pero cuando el tiempo se volvió materia , recién ahí nos vimos las caras por primera vez. Los escorpiones se mueven , pero vos no. Tu quietud me llena las venas de un terror helado. Una estática que hipnotiza y hace perder los estribos; una de las tantas torturas de tu tierra, seguro, indómita y salvaje en el arte de la tortura. Tus pinzas, agujas de oro envenenadas , capaces de tejer la desgracia en la vida de un dios, están cerradas. Vaya seguridad; son casi imperceptibles, nanolitros, pero están ahí. La textura rasposa del líquido cuando se seca. Oro rojo. Debo decirte, aunque no me enorgullece, que puedo ver tus órganos, por una suerte de juego de espejos , y porque ciertas partes de tu espalda y de tu abdomen se transparentan como un atardecer en la superficie del Nilo. Son rojos, como los ojos de… Tus ojos son un misterio . Tranquilamente podrían no existir. Diminutos, rasgados… expresan la

Ciclópeos

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Alfredo Prandi El sueño del pibe by León-O Durante un caluroso tour a la ciudad de Micenas, al sur de Grecia, frente a la antigua cúpula de piedra donde, se cree, yacieron los restos del rey Agamenón, una turista chilena preguntó a la guía quienes habían sido los responsables de la construcción de aquéllos altos muros que precedían la entrada al sepulcro, y que los historiadores habían denominado "ciclópeos". —Pues los cíclopes —contestó la griega, en un dulce español. Y, sin más, nos indicó con amabilidad que podíamos ingresar. * Alfredo Prandi es guionista, director de cine y content creator. Blog alternativo del autor:  Alfredium . 

Entrevista a AD4N, supremo e indiscutible líder de los robots

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Facundo Martín Desimone Hará cosa de 2 semanas se encontró, cerca de la capital del país en la triple frontera de Corrientes , el cuerpo sin vida del periodista Pablo “taladro” González .  Su corazón estaba atravesado por una especie de hoja metálica con incrustaciones de fibra óptica y microchips.  El hombre llevaba una venda negra sobre los ojos . Por las crispaciones de su cuerpo, se estima que debe haber padecido grandes sufrimientos físicos y mentales antes de perecer. Al revisar las pertenencias del periodista, se encontró un mapa de las instalaciones de la base mestiza, y una transcripción taquigráfica de la entrevista que se reproduce a continuación, fechada en el año 2674 . Se cree que Pablo González colaboraba activamente con La Resistencia y que habría encarado el trabajo por pedido de Alfredo Araujo, líder del movimiento . No obstante, el ataque fallido del año pasado al campamento roboteista cercano a la base madre mestiza lo desmiente. Transylvania by

Herramientas

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Alfredo Prandi El sueño del pibe by León-O Mi abuela Norma siempre se caracterizó por su energía desmedida. Pasaba la mayor parte del día realizando tareas del hogar y rara vez se la encontraba descansando, leyendo o simplemente tomando mate en la cocina. Al morir mi abuelo –a causa de un raro tipo de Parkinson, que primero lo inmovilizó, después lo dejó mudo y luego lo mató-, sus fuerzas se fueron apagando lentamente. Algunos años más tarde, un accidente la obligaría a operarse de la cadera y , desde ese momento, pasaría el resto de su vida en silla de ruedas. Años después de quedarse viuda, durante una charla telefónica que tuvo con mi madre, Norma confesó sentirse sola sin su querido Juan Carlos, y que sus ganas de vivir eran pocas. Pasarían veinte años hasta que la muerte llegase para rescatarla de la soledad, y no sería internada en un geriátrico ni en la fría sala de un hospital, si no en la cocina de la casa en la que vivió la mayor parte de su vida, rodeada de sus seres

Distintos tipos de cadenas

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Facundo Martín Desimone (título alternativo: “ la sombra fantasma de un antiguo canario amarillo con el mismo nombre que mi amigo Nico ”) El sueño del pibe by León-O Y es bien cierto, quieran o no los señores aburridos por tanto traje y tanta corbata ; habría que ir empezando, para variar, a contar las historias por el final. O, al menos, desde el otro lado (y aquí, que cada uno entienda lo que más le guste por esto de otro lado ).   Empezar a desembrollar este brusquísimo ovillo de lana más bien roja, o big-bang en miniatura (o en ampliación; claro, depende de en que lado del universo se esté parado), en todo caso, esta caminata cósmica y un poco cómica (en algunas partes, al menos. O quizás no, no se; no puedo acordarme, porque todavía no la escribí. Pero parece que en alguna realidad paralela, bastante difícil de definir pero que suele cruzárseme muy a menudo, atravesándome… bueno, no se la ubicación exacta, pero será, más o menos, un cuarto más abajo del centro exacto

La estatuilla danzante

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Facundo Martín Desimone En aquellos tiempos, existió una estatuilla danzante. La estatuilla no se podía regalar u abandonar así como así; cada vez que notaba alguna gota de desinterés, amenazaba con hacerse un daño terrible (como desfigurarse la cara o abandonar la danza) y uno se sentía imposible de hacerle un mal semejante . Al principio era lindo verla bailar sobre lo más alto de una planta , en uno de esos macetones grandes que ella confundía con la selva. Pero, a medida que los días se sucedían, ya no se conformaba con unos pocos minutos; había que inundarla de atención , interrumpiendo cualquier otra tarea. Incluso si, agotados por las tediosas horas de absorta contemplación , in-intencionadamente nos dormíamos, ella nos pellizcaba los párpados con sus diminutas uñas, a veces hasta un punto tal que, al despertar, pequeños hilillos de sangre se colaban en nuestro campo visual. Uno debía abandonar toda su vida como la conocía para dedicarse enteramente a la con

Nyton y el ritual de nacimiento

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Alfredo Prandi Nyton abrió los ojos una hora antes del amanecer y ya no pudo volver a dormir. Su mente repasaba una y otra vez las palabras, los movimientos, los gestos. Incluso llegó a chasquear los dedos marcando los segundos de silencio que debía dejar fluir entre plegarias. Cuando los rayos del sol entraron por fin a la habitación, Nyton pasaba la mano por la seda de sus ropajes frente a su reflejo, revisando que no quedaran arrugas y mucho menos, pelos o plumas. Ninguna mancha, ninguna imperfección. La barba recortando con delicadeza su rostro pálido, agudo. Un zafiro adherido con baba espesa en el centro de su frente, sobre su mirada firme y profunda.  La mirada de un guardián. Satisfecho, se alejó del cristal espejado y bebió tres sorbos de agua dulce de su vasija, no más. No sería decoroso llevar adelante el ritual con la vejiga llena y provocar la ira de los sabios sacerdotes aqua , a quienes hoy más que ningún otro día debía de agradarles. Se acercó a la puerta y

Paseo Nocturno (cuento)

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Facundo Martín Desimone El sueño del pibe by León-O Mi paso es lento e inércico. Ensangrentado por las tenues luces que nos provee el Gobierno. Los jóvenes me divisan y doblan la esquina, apurando el paso, agregando un nuevo repiqueteo que se acopla unos instantes a la pálida y fugaz armonía de la noche. Aunque, en realidad, debería haber sido yo el que tendría que haber estado asustado de ellos. Claro que, un hombre caminando solo en la inevitable quietud de la noche, en una ciudad muerta, no debe resultar tranquilizador. Más bien todo lo contrario . Es martes y es de noche. Son vacaciones. Pero otros años han sido vacaciones también y es la primera vez que experimento semejante vacío en una ciudad en donde las noches son “el demoníaco ritual de la líbido”. Camino. Sin apurar el paso, porque cuando uno no tiene muy en claro algún punto de llegada , tampoco tiene ningún apuro en llegar. Si es una broma, ya llegó al colmo de la morbosidad; solo se escucha el ruido del